iritzia

 

África empieza en los Pirineos

 

 

Recuerdo que por motivos exclusivamente científicos, al consultar la prensa de Bilbao del año 1979, estos medios sostenían que tras el periodo franquista, el País Vasco se encontraba en todas sus facetas a niveles africanos y sustentaban que España era un país eminentemente tercermundista. Hoy estamos en el año 2012 y en avances sociales, a pesar de que nos dicen lo contrario, no hemos avanzado nada sino para empeorar. Cuando digo sociedad no estoy expresando nada que algunos(as) pretenden sustentar como si fuese un ente abstracto, sino que me estoy refiriendo a cada uno(a) de ustedes, que viven en Bilbao, que viven en cualquier localidad de Bizkaia, que viven en cualquier población dentro del territorio de la Comunidad Autónoma del País Vasco.

 

Son estos años que estamos viviendo, de una tremenda decrepitud, porque comprobamos que muchos esfuerzos (igual no han sido tantos como creíamos ni han sido lo suficientes) han sido baldíos, y es que avanzado el siglo XXI, comprobamos, en nuestro día a día, que estamos ante una sociedad que sigue siendo ultra machista, en definitiva, una sociedad que fomenta el desprecio hacia la mujer, porque no le permite tomar el lugar que le corresponde en la sociedad. Un dato, si más del 60-70% de quienes acaban la universidad son mujeres y con notas más brillantes que los hombres, porque no se ve reflejado ese hecho en sus correspondientes puestos de trabajo? Pero también son noticia por una faceta deleznable y siniestra propia de una sociedad machista, porque, cuando es el día que no son portada de la prensa en que han sido objeto de ataques violentos por sus propias parejas (cada día son más los casos de lo que denominan violencia de género cuando no acaban siendo asesinadas), son violadas (llegan las fiestas y los casos de violaciones se incrementan extraordinariamente), golpeadas, menospreciadas en su trabajo, no se les reconoce sus méritos, cobran hasta un 30% menos que los hombres en el mismo puesto, ni llegan masivamente a puestos de dirección a pesar de sus sobresalientes curriculums…

 

Quiero recordar, como otro testimonio más, que solo se denuncian una mínima parte de las violaciones y de ataques físicos violentos, porque la mayoría, por miedo a su propia familia, parejas, entorno, al qué dirán y a que esta sociedad, a quien es violada y lo denuncia, luego la señalan por la calle, se hace burla, se le desprecia, o se la insulta, llamándola puta, o se da pábulo a quienes defienden la violación al sostener que la mujer con su forma de vestir se lo ha buscado. Estos son algunos de los valores que se fomentan, en esta despreciable sociedad en la que vivimos.

 

Esta mierda de sociedad nuestra, es una sociedad ultra xenófoba, solo hay que oír los comentarios a nivel de la calle, en donde la culpa de todo la tiene el (la) inmigrante pobre, de color, que huye de la miseria de su país, para su desgracia, llegar a un país de miserables, en donde se les(as) maltrata tanto. Se les(as) pone todo tipo de trabas no solo oficiales sino sociales, se les(as) excluye de sus derechos, surgen las fobias, se les(as) discrimina para poder acceder a locales públicos (en muchos de los bares de Bilbao de copas tienen prohibida la entrada) para acceder a la vida laboral, a la educación e incluso a la mal llamada sanidad universal y a los servicios sociales. Pero lo más vergonzoso es que este tipo de conductas están totalmente aceptadas por la mayoría de esta sociedad, una sociedad que fomenta el odio y la discriminación hacia el (la) que es diferente.

 

Esta es una sociedad ultra homófoba, en donde al que es homosexual, no solo se le(la) insulta, se le(a) desprecia, se le(a) excluye, sino que todavía se le(a) golpea, se apalea a la gente (como el año pasado en fiestas de Bilbao a dos parejas de gays por ir de la mano o darse un beso en la calle y a una lesbiana por el hecho de serlo, fueron brutalmente atacados(as) y la gente cuando sucede algo así mira hacia otro lado), hoy es el día en que aún se les(as) aparta y se les(as) trata como si tuvieran una enfermedad, cuando los(as) únicos(as) enfermos(as) mentales son los(as) homófobos(as), es decir, el 90% de esta sociedad, por decir algo, porque los datos de las instituciones oficiales sobre la homofobia están falseados, no son reales. A quien se le ocurre dar verosimilitud a las encuestas de la calle cuando la gente miente sobre su voto en las elecciones, no van a mentir cuando se les cuestiona  sobre su escasa catadura moral.

 

Es por ello que ante este panorama, -solo me he limitado a rozar la superficie porque si ahondaría más, la palabra miserables al referirme a la mayoría de los hombres y mujeres de esta sociedad se quedaría muy corta-, me niego a que haya quienes pretendan exportar como un modelo de ciudad a Bilbao o pongan a todo el País Vasco como ejemplo de no sé qué, porque parece ser que no entienden que una sociedad como la nuestra que tiene sus raíces totalmente putrefactas no puede sustentar nada ni puede ser exportada como ejemplo de nada.

 

Me hace gracia que una sociedad que su mayor valor de venta de cara al mundo en el caso de Bilbao (los ejemplos son múltiples y variados), sea el Guggenheim, cuando ni el 0,5% de los bilbaínos ni vascos han ido ni a ese ni al de Bellas Artes ni a otros museos (la mayor parte de los visitantes son extranjeros), y es que para ver una obra de arte, hay que tratar de comprender o de sentir, pero cuando la capacidad de comprensión o de sentir es como la de un tiburón, es decir no mayor que un güito de albérchigo, tal vez quiera decir algo sobre la mayoría de esta sociedad.

 

Eso si, por el contrario se fomenta el aúpa Athletic, la capacidad de, somos la ostia, pero somos la ostia en ser una sociedad de borregos, porque una sociedad que cierra los ojos a los gravísimos problemas reales que padecemos, con el futbol, es una sociedad de zoquetes.

 

Sí le darían como sociedad un premio o la valorarían por algo, sería por alcahuetes (en esto si que hay equidad, tanto en hombres como en mujeres), en eso si doy fe que somos la leche y me remito a un dato, según una opinión unánime, el programa más despreciable de la historia de la TV era “Aquí hay tomate”, es curioso que, según datos de audiencias del momento, se veía cinco veces más que en cualquier otra comunidad autónoma, eso también querrá decir algo sobre esta sociedad, y sus televidentes eran tanto hombres como mujeres, nacionalistas como no nacionalistas, de izquierdas y de derechas, en fin, una puta vergüenza.

 

Pero lo más terrible de todo esto, es que cumplimos con el dicho de padres/madres gatos(as), hijos(as) michinos(as), lo cual lo dice todo de esta sociedad, porque si los progenitores sostienen esos mismos valores de machismo, xenofobia, homofobia,…los hijos e hijas actuaran de igual forma o peor. La reflexión que lanzo, es, qué se puede hacer para combatir a esta gentuza y es terrible porque me estoy refiriendo a la mayoría de esta sociedad. Visto lo visto, desde la distancia, y si hablaríamos de otro país o de otra sociedad, no diríamos que se trata de personas cuando menos despreciables, a las que hay que hacer frente, porque no serán fascistas de ideología pero son fascistas en su actitud y en su día a día.

 

Y esto se parece mucho al famoso mito del eterno retorno, algo que no tiene fin pero que en este caso, sin embargo va a peor, sin remedio. No soy pesimista sino que evidencio una realidad que está ahí pero que se trata de ocultar por los propios mencionados(as) no vayan a catalogarles(as) de algo que ven que son pero no les gusta que les digan lo que son (machistas, xenófobos(as), homófobos(as)…) ni que les(as) señalen como tales. Tal vez haya llegado el momento de hacerlo.

 

 

Luis Bilbao Larrondo (Historiador)

 

gaurko krisaldia / crisis

GARA

2012/09/22

Iñaki Egaña | Historiador

Entre la quimera y el golpe de estado

 

Apenas recordamos los inicios de la organización sindical entre nosotros y si lo hacemos parece fuera de lugar. Por definición, el movimiento obrero debe de ser dinámico y las experiencias y las luchas laborales nos recogen su historia y no tanto su desarrollo, como una faceta de la vida que, por lo que sucede alrededor, debería ser hoy la madre de la iniciativa política.

El Capital, tras el que se esconden nombres y apellidos con más responsabilidad en el fracaso de la humanidad que cualquier reyezuelo o dictador al pelo, lanzó hace ya tiempo una ofensiva sin precedentes para terminar con cualquier atisbo de justicia social. La colaboración de la izquierda política y sindical integrada precisamente en el sistema, la convierte en traidora a la Humanidad, en engranaje de esa mafia que ordena los destinos de miles de millones de personas.

Hace bien poco, la derecha autonomista vasca armó los presupuestos del Gobierno de Zapatero y su reforma laboral a cuenta del desarrollo pleno del Estatuto de Autonomía de la CAV. Una burla. Ahora, cual camaleón, el PNV apoya las barbaridades del PP desde acuerdos estratégicos en Kutxabank, diputaciones en Araba y Bizkaia o incineradoras comisionistas. Una apuesta integral. Sumisos ante los cuatro dueños de nuestras vidas.

La primera asociación sindical que nació entre los vascos, clandestina por cierto, se llamó Solidaridad. Un concepto extraño para muchos de los que ahora se les llena la boca con las consonantes del abecedario timbradas con suavidad. Se ubicó en Bilbo, antes de la mítica huelga minera de 1890 que forjó, como el acero, a nuestros dirigentes de clase, Facundo Perezagua entre ellos. Había llegado de lejos Perezagua, pero no entró al trapo en las cuestiones que enzarzaban a Indalecio Prieto (antes monárquico que soberanista) y sus colegas con los primeros abertzales. Perezagua percibía dónde estaba la clave de la dominación. Dejó páginas entrañables en nuestra historia, llenas de dignidad y compromiso. Uno de los nuestros. Por eso fue expulsado del PSOE a las primeras de cambio.

La ofensiva actual del Capital, pone en juego nada menos que logros conseguidos a sangre y sudor desde los tiempos de Perezagua, hace ya cien años. La responsabilidad de los patronos es notoria, pero ya sabemos que son los primeros en defender sus palacios. Su voracidad es insaciable. Sus aspiraciones repugnantes por sustentarse en la miseria y marginalidad de gran parte de la sociedad. En la injusticia del mundo. Los grandes patronos vascos y sus aliados no se diferencian apenas, quizás en el apellido (Ybarra, Urquijo, Chávarri, Echevarría, Huarte), de los de Leipzig o Harare. Ni de los de Madrid o Barcelona.

La crisis de España que nos está arrastrando también a la periferia no ha sido una crisis del sector público, como nos quieren hacer ver, sino el fracaso en las apuestas de los grandes bancos y de empresas privadas estratégicas que se endeudaron como las dictaduras militares latinoamericanas hace 30 años, provocando aquella deuda externa impagable que denunciaron plumas tan ágiles como la de Eduardo Galeano.

Esas venas abiertas que han cruzado el Atlántico y se han asentado en los surcos de nuestra piel, nos son familiares, por mucho que los medios y los sumisos, voceros oficiales y oficiosos de los bancos, nos quieran señalar lo contrario. Son cientos de miles de millones de euros los que debe España a sus acreedores, pero de ellos sólo una cuarta parte proviene del sector público.

Y, sin embargo, aquellos logros por los que dejaron la piel en el asfalto los contemporáneos de Perezagua, los obreros de Gasteiz en aquel 3 de marzo enlutado por las huestes de Manuel Fraga, los honrados trabajadores de Bandas de Etxabarri, los aguerridos langiles de Unión Cerrajera, los agazapados en las barricadas de Euskalduna, incluso las alpargateras de Azkoitia y Azpeitia y las «golondrinas» de Isaba y Maule, están a punto de desaparecer. En 1926 se reguló en nuestra tierra el contrato de trabajo. En 2012 lo quieren inutilizar.

España quiere salvar su patio particular devolviendo favores a quienes, en las épocas del imperio, del fascismo, de la transición, incluso del GAL (que, por cierto, comenzó cuando ETA abrió una campaña contra la gran banca), sostuvieron sus seis letras. Y lo va hacer rompiendo sus raíces humanas, su sociedad y, arrastrando en la apuesta, a las naciones periféricas, a aquellas que llegaron a ser españolas por razones bélicas, de conquista.

Con la excusa de pagar a los acreedores alemanes y franceses, el Gobierno del PP, al que abrió la puerta el PSOE y aplaudió el PNV, va a desmantelar las prestaciones del Estado, forjadas en un siglo de luchas contra tiranos y déspotas. Va a escenificar el «que se jodan» de Andrea Fabra. Sin tapujos. Va a borrar a Perezagua de la historia.

Los empleados públicos ya han visto reducido su salario en un 13% (en dos reformas a través del impago de sus pagas), la sanidad va a tener un coste adicional al margen de los impuestos, los salarios van a menguar mientras el coste de la vida aumenta, las prestaciones sanitarias universales están camino de desaparecer, se privatizarán las empresas públicas rentables (incluidas las cajas de ahorro vascongadas, ya cadáver la navarra), se reducirán las pensiones, se privatizará a gran escala la educación… Nuestros hijos han nacido sin futuro.

Y, mientras tanto, los lacayos de los especuladores, esos mismos que aspiraban a convertirse en el Berlusconi de turno (poder, sexo y vinos espumosos) reivindicando el derroche como fin: con el TAV, los superpuertos ausentes, los circuitos de carreras fantasmas, las pasarelas de la imbecilidad porque en algo hay que gastar. Mientras, regalan corbatas a sus novios y fulares a sus novias de museos costeados desde nuestros bolsillos, hacen del fraude foral su tasación social, de la evasión de capital su garantía de futuro y de las basuras la financiación de sus estructuras.

Hace no mucho tiempo, cuando los que hoy dilapidan hasta el último gramo de solidaridad que, con nuestros impuestos ofrecía el Estado, se decía que el PNV gobernaba en la CAV («Euskadi» en sus textos) como si la Autonomía fuera un batzoki. No les faltaba razón, probablemente.

Hemos conocido oficinas de empleo con la foto de Sabino Arana al fondo del pasillo, ayuntamientos quebrados por las ínfulas de alcaldes acomplejados por el brillo del reloj del vecino, agentes con la porra floja y la pistola sin seguro que se sentían respaldados desde aquellos ejercicios místicos en Berrozi. Gente honrada, sin embargo, convivía en aquellos batzokis con desalmados especuladores que de saberlo habrían llenado de dinamita la cueva de Praileaitz. Pillos.

Y es que España, donde también vive gente honrada, se ha convertido en un «chiringuito», una Cueva de Alibabá dirigida no por 40 ladrones, sino por 17, los que componen el CEC (Consejo Empresarial para la Competitividad), las mayores empresas de España, las de la deuda astronómica, las que controlan más del 35% de su PIB. Esos a quien el rey alienta en su expolio, el mismo monarca que pide a Cataluña unidad y no «quimeras». Un CEC que dirige y sufraga la «Marca España».

España es ese chiringuito literario pero real de rateros, pillos y cuatreros, como bien lo describió ya en época lejana Miguel Cervantes. Los ladrones españoles dejan pequeños a los funambulistas del batzoki, a los que aspiran a ser los ángeles de los anuncios. El fraude fiscal en España es de 241.000 millones de euros anuales, récord Guiness, el 23% del PIB, el más alto de Europa. Y según la Fiscalía Anticorrupción española, en los últimos 10 años los políticos profesionales han robado 4.158 millones de euros.

La crisis financiera, que no era nuestra, ha destapado un golpe de estado en toda regla. Manejado, como en 1981, por la monarquía borbónica, la misma que mandó en 1890 a las minas de Triano al Ejército de Su Majestad. Contra Perezagua y su generación. No han podido robarnos nuestro espíritu de rebeldía, a pesar de su insistencia, y van a por nuestra cartera.

Creo que fue Marx quien lo dijo. Quizás estoy equivocado y fuera Perezagua. O alguno de los pasquines de los trabajadores de Bandas de Etxabarri frente a los esquiroles que la Guardia Civil llevaba en sus autobuses hasta la factoría. Qué más da. Es la razón para seguir en la pelea: «La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos». Recuperemos la utopía, la quimera, la libertad universal. Por ella, también, saldremos a la huelga.

publicado en DEIA
2012/09/21
el accidente ha ocurrido esta mañana

Fallece un motorista tras un colisión frontal con una furgoneta en Derio

Un vecino de Bilbao de 43 años es el fallecido en el accidente en la  BI-631

 

El accidente ha tenido lugar a las diez menos cinco minutos de la  mañana en la carretera Bi-631 a su paso por Derio en sentido hacia  Bilbao. En ese punto, una furgoneta Renault Master y una motocicleta  Yamaha se han visto implicadas en una colisión frontal.

BILBAO. El conductor de una motocicleta ha fallecido este viernes por la  mañana tras colisionar frontalmente su vehículo con una furgoneta en  Derio, según ha informado el Departamento de  Interior.

El accidente ha tenido lugar a las diez menos cinco minutos de la  mañana en la carretera Bi-631 a su paso por Derio en sentido hacia  Bilbao. En ese punto, una furgoneta Renault Master y una motocicleta  Yamaha se han visto implicadas en una colisión frontal.

Como consecuencia del choque, ha resultado fallecido el conductor  de la motocicleta. El personal de la ambulancia medicalizada  desplazada al lugar del siniestro no ha podido hacer nada para salvar  la vida del conductor de la moto, que ha fallecido prácticamente en  el acto.

La víctima ha quedado tendida en la calzada en el carril de  circulación de sentido hacia Mungia, que a las once de la mañana  permanecía cortado al paso de vehículos en estos momentos. La  Ertzaintza está desviando la circulación por la carretera antigua, la  Bi-3715, por el barrio de Galbarriatu.

Por su parte, el conductor de la furgoneta también ha tenido que  ser trasladado hasta un centro sanitario vizcaíno, con lesiones cuyo  alcance se desconoce por el momento.

La Policía vasca regula el tráfico de vehículos en el lugar y ha  iniciado ya la correspondiente investigación para esclarecer las  causas del accidente.ublicado en Deia

rekalde

 

programa-de-actos

Semana de actividades en REKALDE.

50 AÑOS LUCHANDO POR LA DIGNIDAD EN REKALDE

 

La historia nos dice de dónde venimos, hacia dónde vamos y por qué somos lo que somos. El futuro está por escribir. El futuro los escribimos las personas, haciendo los sueños realidad. 

 

Somos barrio, somos memoria, somos presente, somos futuro.

 

La historia de Rekalde nos explica por qué este barrio ha visto nacer a uno de los movimientos vecinales más potentes de Europa. Ahora hace 50 años, nace la comisión pro-escuelas, de la mano de unas mujeres pioneras, preocupadas por el futuro de sus hijos e hijas. Tras 10 años de lucha, estas mujeres arrancarán a las instituciones franquistas el Plan de urgencia para las escuelas de Bizkaia. En 1964, en rekalde verá la luz la primera asociación de familias de España, que durante tres décadas luchará por la dignidad en este barrio.

 

Desde hace cincuenta años, comenzamos a luchar por la dignidad. Luchamos por nuestros hijos e hijas. Por la educación, contra el barro, consiguiendo que Rekalde se urbanizara. Luchamos contra la falta de transporte, llegando a secuestrar autobuses. Luchamos por los semáforos. Tuvimos que escuchar que hacían falta 5 accidentes con costes superiores a 70000 pts de la época para que en un barrio de 40000 personas se colocara el primer semáforo.

 

Meses después de pedirlo, Maria Teresa Sanchez Rivas murió atropellada por un camión. En sus funerales el barrio dijo basta! Pero, desgraciadamente, no sería la última en morir ahogada en las charcas o atropellada. Cuando muchos que ahora gobiernan se escondían, luchamos por la democracia y conseguimos que dimitiera la Alcaldesa  franquista Pilar Careaga.  Luchamos por la plaza y conseguimos salvar este espacio que hoy nos enorgullece. Luchamos por que las familias que perdieron las viviendas en las riadas pudieran seguir viviendo en Rekalde. Por eso los y las vecinas de este barrio ocupamos viviendas de protección oficial vacías para acoger a quienes las habían perdido. Creamos la Universidad Popular, el módulo psicosocial, el gabinete psicopedagógico, la biblioteca popular, la cooperativa de consumo.

 

Somos rekaldetarras y estamos orgullosos de serlo por que todo lo que tenemos lo hemos ganado luchando. Asi reza el mural pintado en la plaza de Rekalde. Y asi es. Así ha sido. Así será

 

Todo lo que tenemos lo hemos conseguido luchando.

 

La de rekalde ha sido una lucha de 50 años por la dignidad, enfrentándose en ocasiones a la vergüenza de ver cómo las instituciones, no solo en la dictadura, sino también ahora, han primado los intereses privados frente a las necesidades de los y las vecinas.

 

Celebramos esta semana de la dignidad en el aniversario de la semana de la vergüenza. Ahora hace un año se derribó Kukutza para dejar un solar abandonado tras una brutal intervención policial que causó 200 heridos y que fue denunciada por el Ararateko. Y celebramos esta semana de la dignidad para recordar que Rekalde sigue vivo, que tenemos memoria, que tenemos presente y que tenemos futuro.

 

Esta semana de la dignidad quiere honrar a las miles de rekaldetarras, hombres y mujeres, que han sido un ejemplo de dignidad en estos tiempos vergonzosos. Tiempos de vergüenza en que se derriban centros sociales, en los que la clase política se pliega a los intereses de los especuladores, en los que el poder financiero y los grupos de presión que pretenden acabar los derechos con tanto esfuerzo arrrancados.

 

Por eso queremos reconocer a esas rekaldetarras desconocidas, a esos rekaldetarras desconocidos, homenajeando a una mujer que encarna a todas, Begoña Linaza, quien hace 50 años dio un paso al frente para defender la educación de sus hijos e hijas, tal y como 50 años después, muchos y muchas hicimos para defender esa fábrica de sueños que era Kukutza, en la que nuestros hijos e hijas aprendían que es posible un mundo mejor.

 

El abandono, el desprecio al que nos han sometido durante décadas han conseguido que por nuestras venas corra el orgullo de ser rekaldetarras.

 

Estamos orgullosos y orgullosas de serlo porque sabemos que todo lo que tenemos lo hemos conseguido luchando.

 

Errekaldeberriz Auzo Elkartea.

 

 

 

fracking

Publicado en GARA 2012/07/25

Leire Urkidi, Mikel Otero, Fernando Solsona | Plataforma Fracking Ez Araba

El fracking llega a Euskal Herria, y para quedarse

Lo autores abordan la problemática de la técnica fracking y advierten que el proyecto de explotación de Gran Enara, en Araba, es el primero aunque no el único en nuestro país. Aportan multitud de datos y referencias internacionales para explicar las características de esta técnica, el impacto de los aditivos químicos agresivos en la salud y en el medio, y cómo devorará inevitablemente el territorio. En esta era de fuentes de energía en declive, creen que apostar por el fracking como un milagro fantástico que solucionará el problema es, en realidad, un gran chantaje. Y concluyen llamando a organizar la oposición y la movilización antes de que los primeros pozos solicitados sean perforados.

Se podía decir más alto, pero difícilmente más claro. El pasado 24 de abril, el Parlamento Europeo debatía una ponencia acerca del fracking, y entre el mosaico de opiniones, sin levantar apenas la voz, el diputado polaco Bogdan K. Marcinkiewicz, nos dio la clave para entender lo que está pasando con el fracking y el gas no convencional: «La única alternativa para que el sistema no se pare es el gas (no convencional)».

Lleva razón el parlamentario polaco, pues el sistema, más allá de la crisis de la deuda y la crisis financiera, se enfrenta a un problema muy profundo: la crisis energética. Sin más energía disponible no hay crecimiento, y sin crecimiento no se puede salir de la crisis en este sistema.

La energía disponible no aumenta; las fuentes de gas y petróleo tradicionales están en declive, y la industria del sector debe apostar cada vez por recursos más costosos de extraer y con técnicas más agresivas. Son los llamados recursos no convencionales. Hay que mantener la ilusión de que la energía fósil seguirá alimentando nuestro modo de vida durante mucho tiempo. Y para ello se han de librar las batallas que sean necesarias, contra países lejanos o cercanos, contra las poblaciones que los habitan, o contra el planeta mismo, cuya fiebre se advierte en forma de calentamiento global. El fracking, en este contexto, es un arma de último modelo en la guerra del sistema contra la naturaleza para seguir subsistiendo.

Pero, como dirían nuestros mayores, las guerras pasan por el territorio, y en este caso, uno de los territorios «agraciados» con gas no convencional en su subsuelo es Euskal Herria. En el mapa se pueden observar los permisos tramitados en nuestro entorno, que afectan al 88% del territorio de Araba, el 73% de Bizkaia, casi el 40% de Gipuzkoa y el 13,5% de Nafarroa. Es ahí donde se pretende emplear el fracking.

El fracking, explicado brevemente, es una técnica de extracción del gas no convencional a base de triturar estratos rocosos profundos que contienen el gas, mediante la inyección a grandes presiones de un fluido a base de agua, arena y aditivos químicos agresivos con la salud y el medio. A diferencia de las explotaciones de gas convencional, sólo se consigue extraer el gas de aquella porción de roca que se rompe. Esto hace que la productividad de los pozos decaiga rápidamente, por lo que la dinámica de explotación requerirá ir avanzando sobre la superficie, devorando inevitablemente el territorio.

La experiencia americana, con decenas de miles de pozos explotados, nos muestra que la agresividad de las técnicas y los productos empleados no es inocua. Algunos de los puntos conflictivos de la técnica son la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas por filtraciones (para Euskal Herria preocupa especialmente la contaminación de los acuíferos), la contaminación del aire, la alta ocupación del territorio sobre el que se expande, la alteración de las actividades agropecuarias y de la vida rural, el intenso tráfico pesado que conlleva, el desmesurado uso de agua para fracturar, la sismicidad asociada, el smog, o la difícil gestión de las aguas residuales contaminadas. Todo ello aderezado con un porcentaje de accidentes de variado signo, pues es una actividad industrial itinerante. A estos problemas se le añade la emisión de gran cantidad de gases de efecto invernadero que repercutirá negativamente en el cambio climático, cuestión que por sí sola haría desaconsejable la implantación del fracking en cualquier territorio 1.

El primero de los proyectos, aunque no el único, que se pretenden llevar a cabo con esta técnica en Euskal Herria es el llamado Gran Enara, localizado principalmente en Araba. De ser ciertas las estimaciones de 184 bcm (miles de millones de metros cúbicos) de gas avanzadas por el Lehendakari, implicaría la realización de más de 2.000 pozos de explotación si las tasas de extracción son similares a las cuencas gasíferas americanas. El gobierno vasco está evitando dar estos datos, ya que es fácil hacerse una idea de cómo quedaría el territorio. Pero hay que matizar la cuestión de las reservas. En los yacimientos recientes, las reservas esperadas antes de comenzar eran muy superiores a las que después resultaron. Esto puede ser un error de cálculo inicial, o una táctica para atraer las enormes inversiones necesarias. Una burbuja especulativa más a la que el capitalismo desbocado nos tiene acostumbradas.

La gestión del «paisaje después de la batalla», nos volverá a corresponder a nosotras. La actividad debe ser liberada de una rigurosa protección ambiental para poder producir con un mínimo de beneficio económico; siendo estrictos, el fracking sería ruinoso. En EEUU, el boom del fracking no llegó hasta la aprobación de la «Ley de la Política Energética» (Bush, 2005), que eximía a las empresas del sector de cumplir varias leyes de protección medioambiental. En la CAPV, ya han modificado la ley de Conservación de la Naturaleza para poder realizar actividades extractivas en los parques naturales.

En resumidas cuentas, lo que el fracking representa es una huida hacia adelante. Las empresas del sector han querido tapar el declive de los yacimientos convencionales con la fantasía del fracking. Sin embargo, el gas no convencional no es más que gas residual y, por mucho que inflen las expectativas, no va a cambiar la realidad: los combustibles fósiles son finitos y ya estamos entrando en la era de su escasez. Extraer gas con unos costos ambientales, económicos, energéticos y sociales inmensos no es la solución. Tampoco invertir millones de euros en una actividad con tan poco futuro. Las generaciones futuras nos agradecerán investigar en fuentes de energía renovables. También, la reducción del consumo energético en los países industrializados parece ser algo ineludible. Un cambio profundo de modelo energético del que no puede distraernos el circo ilusionista del fracking gas.

Retomando una idea lanzada por Pedro Arrojo (de la fundación Nueva Cultura del Agua) en las jornadas sobre el gas no convencional de Vitoria, Euskal Herria no puede someterse al chantaje que nos ofrecen con el fracking. Más bien al contrario, debemos movilizarnos con rapidez y contundencia antes de que sea demasiado tarde. Antes de que los primeros pozos solicitados sean perforados. La actividad emprendida por diferentes movimientos contra el fracking surgidos a lo largo de nuestra geografía (en Bizkaia, Nafarroa y Araba) apuntan a que la licencia social no se obtendrá fácilmente.

herri krosa 2012

 

publicado en GARA

Otro éxito participativo del Hiri Krosa, y ya van diecisiete

Cientos de niños, jóvenes y mayores participaron ayer en el Hiri Krosa que anualmente organizan las comparsas. A pesar del castigo constante del sol y del abrasador calor, el entorno del Arenal estuvo repleto de público, que no paró de ovacionar a todos los participantes de un acto en claro ascenso y que ya se ha convertido en todo un clásico de Aste Nagusia.
Las altas temperaturas y el castigo constante del sol no fueron impedimento para que centenares de corredores, venidos algunos de ellos desde lejos, participaran en el tradicional Hiri Krosa que año tras año organiza Bilboko Konpartsak.

 

A pesar de la temperatura, una multitud de personas se acercaron al entorno del Arenal para animar y ovacionar a todos los valientes que en un día como ayer se atrevieron a enfundarse el mono de corredor.

Las caras de sofoco y el cansancio extremo fueron la tónica habitual de un evento que cada vez congrega más gente a ambos lados de las vallas desplegadas a lo largo del recorrido.

Los txikis de ambos sexos fueron los encargados de inaugurar el circuito, aumentando después la edad de los participantes progresivamente. También hubo carrera de silla de ruedas adaptadas para la prueba y sus participantes fueron ovacionados en la presentación como si de San Mamés se tratara.

Convertido en tradición

El Hiri Krosa nace en 1996 a iniciativa de la konpartsa de Otxarkoaga Pa…Ya, que plantea organizar un acto deportivo que conjugue la participación y el mensaje de que las comparsas son algo más que alcohol.

Para ello, se ponen en contacto con Jon Bilbao, que por aquel entonces era el campeón vizcaino de 1.500 metros, y tenía los resortes suficientes para tejer una prueba de calidad, sobre todo en el aspecto organizativo.

La primera edición del Hiri Krosa reúne a unas doscientas personas. y desde entonces no hace sino crecer, ascenso que se asienta en lo atractivo de la prueba y el buen trato que los corredores reciben, según confiesan algunos de ellos.

Según explica Bilbao, el leitmotiv de la prueba es «crear un ambiente bonito, participativo, popular, como el que se pretende con todos los actos de Bilboko Konpartsak». Cree, en este sentido, que la edición de ayer, como las anteriores, «ha sido todo un éxito, uno más».

Eso si, «teniendo claras cuáles son las prioridades». Bilbao no renuncia a atraer al Hiri Krosa a algunos de los mejores corredores del panorama internacional. Por las calles de la capital vizcaina han pasado atletas de la talla del gasteiztarra Martin Fiz, todo un campeón del mundo, y Javi Conde, atleta paralímpico que ha cosechado varias medallas y récords en Olimpiadas.

El propio Jon Bilbao participó en esta prueba en sus albores, pero como él mismo reconoce, «organizar el Hiri Krosa y querer competir en condiciones es imposible».

pagasarri

DEIA ha publicado esta entrevista a JuanMa, vecino del barrio y que fuera presidente de nuestra asociación a mediados de los ochenta.

 

Juan Manuel Figueroa Encargado del refugio del Pagasarri

«Trabajar en el Pagasarri es un chollo»

Juan Manuel sube todos los días al Pagasarri. Tarda media hora desde Otxarkoaga, donde vive. Lo hace en coche, lógicamente, porque allí se encuentra su puesto de trabajo. Es el encargado del refugio. Lleva 6 años y no se cansa del paisaje. «Esto es un chollo», afirma

Juan Manuel posa en el interior del refugio un día de niebla y frío de este verano.

Juan Manuel posa en el interior del refugio un día de niebla y frío de este verano.

Subió al Pagasarri por primera vez con sus amigos cuando tenía 15 años. «Fue una especie de aventura porque no conocíamos el camino y creo que tampoco se lo dijimos a nuestros padres», recuerda. Hoy tiene 52 y ascender hasta el pulmón de Bilbao se ha convertido en una rutina para él.

¿No se cansa del Pagasarri?

No, para nada. Es un paisaje muy bonito. Con buen tiempo las vistas son alucinantes. Tener esto al lado de Bilbao es un chollo y trabajar aquí también es un chollo.

¿Por qué?

Por el entorno y por los horarios que tengo, que dentro del mundo de las hostelería están muy bien.

¿Qué horarios tiene?

De ocho y media a dos y media. Abro todos los días de la semana menos el martes.

¿Todo el año?

Sí, salvo la segunda quincena de agosto, que cierro, coincidiendo con las fiestas de Bilbao.

¿Cuál es el perfil de las personas que se acercan hasta el refugio?

Es muy variado. Hay de todo: aficionados a la montaña, ciclistas, paseantes que no son montañeros pero que salen de casa y llegan hasta aquí, familias enteras…

¿Hay gente que sube todos los días?

Sí, mucha.

¿Qué son, zumbados?

No, que va. La mayoría son jubilados. Hay otros que trabajan a relevos, por ejemplo, y pueden subir. Y muchos, supongo, que suben para ahorrarse el gimnasio (se ríe). No está mal, es una forma de hacer el entrenamiento al aire libre.

¿Se nota que hay más parado y prejubilado?

Sí, bastante. Hace dos años empecé a ver que venía más gente joven, sobre todo entre semana, y al hablar con ellos casi todos me decían que estaban en algún ERE o que se habían quedado en paro. De todas formas, yo sólo puedo hablar de la gente que entra en el bar.

¿Usted cómo llegó a hacerse con la concesión del refugio ?

Porque eligieron la oferta que presenté.

¿Tenía relación con la hostelería?

Sí. Yo toda la vida he combinado el trabajo de la hostelería con la construcción.

¿Por qué se animó entonces?

Porque siempre me ha gustado la montaña.

¿Está contento tras seis años al frente del refugio?

Sí, porque, por un lado, mantengo el trabajo y por otro, es un sitio agradable para trabajar.

¿Y para vivir?

No. No es sitio para vivir.

¿Por qué?

Porque las condiciones para vivir no son buenas. Hay mucha humedad y hace mucho frió en invierno. Además, no hay agua potable. Para el servicio de hostelería eso es un gran fallo.

¿No hay agua potable teniendo un manantial a unos pocos metros?

Ya, pero ese manantial está más abajo que el refugio y pertenece a Alonsotegi.

¿Cómo se las arreglan entonces para servir cafés y caldos?

Subimos el agua de Bilbao en garrafas. A la semana, unos sesenta o setenta libros. Antiguamente se utilizaba el agua de lluvia, pero hoy en día no se puede garantizar su uso.

¿Está notando la crisis?

Sí, llevo un año notándolo.

¿De qué forma?

En un menor consumo. Aunque sube más gente, gastan menos. Antes se tomaban un refresco y un pintxo y ahora hay mucha gente que se trae el bocadillo de casa.

¿Deja que los clientes coman en el interior del refugio lo que traen de casa?

Sí. Es una tradición montañera que no la voy a quitar. Perder esa costumbre se me haría raro. Lo que no me parecería normal es que alguien se traiga comida como si esto fuera un txoko.

¿Cuánto cuesta tomar un pintxo y un refresco en su bar?

Ahora voy a cambiar los precios porque llevo dos años con los mismos. El pintxo, que es medio bocadillo, cuesta 1,50 euros y una lata de refresco, 2,10.

¿Cuál es la época del año que más actividad registra?

En otoño y primavera es cuando más gente sube. En invierno depende mucho del tiempo.

¿Y en verano?

En verano baja bastante. De hecho, cerramos la segunda quincena de agosto. Así se aprovecha también para hacer alguna reforma.

¿Tiene tiempo para aburrirse?

Entre semana, a veces sí. A partir de las doce ya suele subir muy poca gente, así que suelo aprovechar esas horas para preparar cosas de cara al fin de semana, que es cuando más trabajo tenemos.

¿Cuándo ha sido la última vez que subió andando al Pagasarri?

Hace tres años.

¿Hace tres años?

Sí. Llevaba tres años con el bar y pensé que era el momento de subir andando porque hasta entonces lo hacía todos los días en coche.

¿Ya no le gusta andar?

No. El problema es que me detectaron hace años una enfermedad en las piernas que me produce mucho dolor si ando o permanezco de pie un buen rato. Aun así, en alguna ocasión he bajado en coche, lo he aparcado y he subido andando.

¿Qué les diría a los bilbainos para que se animen a subir al Pagasarri?

Les diría que es un pedazo de naturaleza que tenemos muy cerca de Bilbao y que se puede salir desde el portal de casa y llegar a la cima dando un paseo.

¿Ha visto por aquí algún personaje ilustre?

De montañeros, a Iñurrategi.

¿Al alcalde?

No, pero a concejales, sí.